UN   SANROQUEÑO  EN  LA  CIMA  DEL  CENTINELA  DE  PIEDRA                                           

 

El pasado año 2006, se cumplían 300 años de la fundación de la Muy Noble y Más Leal Ciudad de San Roque. Entre la gran cantidad de actos conmemorativos que se iban a realizar, tuve la idea de presentar un proyecto que uniera el mundo de la montaña a dichas celebraciones. Así nació Tres Montañas Para Tres Siglos, por el que me proponía ascender en solitario el Toubkal, MontBlanc y Aconcagua. Ésta es una reseña del último de los tres retos.


La madrugada del día 9 de Diciembre de 2006, llegaba a la ciudad argentina de Mendoza, punto de partida obligado para ascender el Aconcagua, ya que aquí es donde se debe adquirir el permiso para el ingreso al Parque Natural del Aconcagua. Mendoza es una limpia y «europea» ciudad, donde podemos encontrar todo lo que necesitemos para intentar el ascenso: desde alimentos, hasta servicios de mulas, porteadores, expediciones comerciales, alquiler de material, etcétera.

Tras pasar un par de días conociendo la ciudad y ultimando los detalles, el día 11 de Diciembre partí rumbo a una pequeña estación de esquí llamada Penitentes, donde pasaría una noche en el albergue de Campo Base. A casi 2500 metros, el objetivo de pasar una noche aquí era la de ir ganando altitud muy lentamente y lograr una óptima aclimatación. Aunque un guía peruano que me encontré en Penitentes no era partidario de visitar el Cementerio Andinista antes de intentar una ascensión, no pude evitar dar un paseo por la historia de los grandes nombres del Aconcagua. Por fin, el 12 de Diciembre, al comienzo del carril que nos lleva hasta el punto de control de acceso al Parque del Aconcagua, en Horcones, pude tener una hermosa y completa vista del objetivo que me había marcado: El Cerro Aconcagua. Esa nube que tanto me recordaba la que se forma sobre el Peñón los días de levante, indicaba viento en altura, pero aún faltaban muchos días para que pudiera afectarme; necesitaba realizar todas las actividades de aclimatación y parecía tan lejano...

Tras pasar el control de Horcones, me encaminé hacia el primer campamento, en la zona denominada Confluencia a unos 3200 metros y a poco más de 2 horas de camino. Aquí encontramos una gran cantidad de tiendas que permanecen instaladas toda la temporada, dando servicio a las distintas empresas que realizan las expediciones comerciales y rutas senderista por la zona.           En Confluencia pasé dos noches y aunque pueda parecer una estrategia muy conservadora, no podía arriesgarme estando en solitario, y ante las continuas noticias de personas que eran evacuadas con edema o eran obligadas a descender por los médicos del Parque. Tras pasar la primera noche, al día siguiente realicé una marcha de aproximación a Plaza de Francia, a 4200 metros. Es el campamento desde el que se aborda la difícil y comprometida pared sur del Aconcagua. Aunque el día resultó muy ventoso y nublado, tuve la suerte de asistir a un imponente alud que barrió gran parte de dicha pared.

 El sentido de esta marcha era doble: por un lado disfrutar de una vista excepcional del Aconcagua, y por otro continuar el proceso de aclimatación, ascendiendo por encima de los 4000 metros y volviendo a dormir a los 3200 metros de Confluencia. El día 14 de Diciembre, encaminé mis pasos hacia Plaza de Mulas, a 4300 metros y donde se establece el campo base para ascender por la ruta Noroeste del Centinela de Piedra. Unas ocho horas de caminata en las que pasamos por Piedra Grande,Playa Ancha...Piedra Ibañez, Cuesta brava y al fin Plaza de Mulas. A pesar de que la altitud no es demasiado grande, los síntomas de la misma se multiplican como consecuencia de la enorme sequedad ambiental y el viento, que provoca zonas de baja presión atmosférica. Al tercer día en Plaza de Mulas volví a ser persona y decidí ascender un pico cercano, el Cerro Bonete, que con sus 5050 metros sería una buena actividad de aclimatación. Sin ninguna dificultad técnica, pero teniendo que atravesar varios campos de penitentes (formaciones de nieve que se asemejan a los capirotes de los penitentes), conseguí llegar a la cima de este cerro. Todo estaba listo para comenzar a ascender por las faldas del Centinela. Me encontraba bastante bien aclimatado y la fase final del proceso consistiría en ir equipando los campos de altura, hasta llegar a la cota 6000, desde la que intentaría llegar a la cumbre, a 6962 metros. El plan previsto y que comencé a realizar era:

- 19 Diciembre porteo a Canadá - 20 Diciembre Canadá 5000 mts - 21 Diciembre porteo a Cóndores - 22 Diciembre Cóndores 5600 mts. - 23 Diciembre descanso en Cóndores; pero al encontrarme muy bien, decidí subir a Berlín (6000 mts).
- 24 Diciembre porteo a Berlín - 25 Diciembre Berlín 6000 mts - 26 Diciembre Berlín - Cima - Berlín - 27 Diciembre Descenso a Pl. de Mulas

Pero una cosa son los planes y otra lo que nos depara la montaña. La noche del 23 se desató un temporal de viento y nieve que comenzó a rajar la tienda que llevaba. Tras pasar toda la noche en vela, intentando no salir volando, al amanecer recogí algunas cosas como pude y dejé el resto dentro de la tienda, que tumbé en el suelo con las varillas desmontadas y con piedras por encima. Corrí montaña abajo hasta llegar a Plaza de Mulas. El plan se había ido al traste. Me encontraba muy bien aclimatado pero la meteo parecía querer truncar la posibilidad de cumbre. Por otra parte, los permisos de ascensión al Aconcagua están limitados a 20 días, y el mío se cumplía el día 31 de Diciembre. Sólo tenía una opción para intentar cumbre y era volver a Cóndores sin parar a dormir en Canadá, de ahí subir a Berlín, y el 28 de Diciembre hacer cumbre.

El 29 de Diciembre descendería a Plaza de Mulas, y el 30 saldría por Horcones, dentro del plazo permitido. El 26 de Diciembre subí directamente a Nido de Cóndores... y de nuevo esa noche se desató el infierno. El Centinela no parecía dispuesto a dejar que lo ascendiera. Aguanté como pude esa noche y pasé todo el día 27 descansando e hidratándome; había tomado una decisión desesperada: me levantaría a las 4’00 de la madrugada del día 28 y saldría hacia la cumbre desde Nido de Cóndores, sin pernoctar en Berlín, y llegaría hasta donde la meteo y mis fuerzas me permitieran. Así hice y pronto superé el Campamento Berlín a unos 6000 mts.Tras alcanzar Piedras Blancas y Piedras Negras, llegué al destruido Refugio Independencia. A continuación me esperaba el Gran Acarreo, con el Dedo en su zona intermedia.Todo el camino iba pensando en la famosa y temida Canaleta, con la Cueva en su comienzo.

Al llegar me sorprendió que no fuera un obstáculo tan imponente como había leido repetidamente Subí la Canaleta y me encontré en el Filo del Guanaco, con la impresionante Pared Sur a mis pies. ...y contra el mejor de mis pronósticos, había llegado a la cumbre del Aconcagua, a 6962 metros sobre el nivel del mar, tras 1400 metros de desnivel.Al final todo el esfuerzo y la paciencia tuvieron su recompensa y pude llevar la bandera de San Roque hasta lo más alto del Centinela de Piedra. Aún me quedaba un cansado descenso hasta Nido de Cóndores, al día siguiente hasta Mendoza y los problemas de AirMadrid... pero esa es otra historia.
No he querido extenderme en largas explicaciones detallando cada fase del viaje, pero si alguien tiene pensado ir y está interesado en obtener más datos sobre la ascensión, intentaré ayudarle en espresati@gmail.com.


Un saludo a tod@s los montañer@s campogibraltareñ@s.

Enrique Guzmán Espresati