La Travesía Sima Tibia - Cueva Fresca |
Texto: Jorge Luís Romo Fotos: Aurelio Sanchez (C.E.S. Escarpe)
Como cada año, llegada la época estival nuestro grupo, el CES-ESCARPE, programó una salida a los macizos karsticos del Norte de España, en esta ocasión, como el año anterior en el que realizamos la Travesía del Sistema Subterráneo Tonio-Cañuela, elegimos Cantabria, ya que los Picos de Europa tienen muchos secretos aún que descubrirnos.
Entre las grandes travesías subterráneas del macizo cantábrico fuimos a elegir una de las travesías más duras de las que hemos realizado en Picos de Europa, La Travesía Sima Tibia-Cueva Fresca.
Esta travesía es la tercera más grande del Valle del Asón. Al compararse con sus vecinas (Cueto-Coventosa, Tonio-Cañuela) no posee, por descontado, su amplitud ni la majestuosidad de su gran vecina la Cueto y Coventosa.
La tercera gran travesía del Valle del Asón fue realizada por primera vez el 25 de Mayo de 1990 por un equipo del Spéléo Club de Paris. Constituye un recorrido de dificultad media. Su realización se inserta dentro de la serie de trabajos que realizaron los espeleólogos grenobleses del Club Alpino Francés en la sima Tibia.Es una travesía de más de 3 kilómetros y 410 mts. de desnivel, pero, más allá de las cifras, es un recorrido que nos sumerge en una de las mayores redes del Valle del Asón: La Cueva Fresca, con su enorme Sala Rabelais y sus numerosos cañones. Cantabria es una zona de grandes travesías espeleológicas. Estaba claro que las características del Sistema Subterráneo que habíamos elegido no iban a desmejorar las cualidades que muchos nos habían hecho llegar sobre la ficha técnica de la cavidad, iba a ser una travesía con muchísimo trabajo no exenta de subidones de adrenalina y con espectaculares lugares por descubrir.
Las primeras investigaciones, en el intento de hallar una entrada superior a Cueva Fresca, en la Meseta de El Albeo, se remontan a Julio de 1980; en aquella fecha una campaña de quince días de prospección intensa, permitió identificar la mayoría de las cavidades de la plataforma; estos trabajos fueron realizados por espeleólogos grenobleses del Club Alpino Francés.
Pero la sima que debía dar la comunicación fue descubierta por azar y mucho más recientemente, en marzo de 1989, por los espeleólogos de Grenoble, mientras regresaban de reexplorar la Sima Mexicana.Los grenobleses la llamaron Sima Tibia, pues los 100 primeros metros están barridos por el aire caliente procedente del exterior. La ruta comprende el descenso de nueve pozos, entremezclados con porciones de galerías o de meandros, el descenso casi completo del río de Tibia, el remonte de dos pozos fósiles y el recorrido por la red de las Diaclasas de los Parisinos, más la travesía de las principales galerías de la Cueva Fresca. Representa 3.240 mts. de recorrido subterráneo con un desnivel de 410 mts. La presencia de barro, particularmente pegajoso, convierte ciertas partes de la travesía (de 135 mts. a 241mts.) en penosas.El meandro de los Palillos, en su segunda parte es excesivamente resbaladizo y debe ser atravesado con prudencia. Sobre todo un meandro, bastante corto que presenta dos recodos que son difíciles de recorrer cuando se tiene la idea de llevar sacas pesadas.
El primer pozo se presenta en una fisura estrecha y conduce a una diaclasa de desprendimiento, que está en el borde de la meseta.El pozo de 85 mts está casi sobre el vacío, y se abre en medio de la galería. Su boca no se encuentra de forma inmediata, ya que se abre entre enormes bloques, poco antes del final de la galería fósil. El río de la Tibia es agradable de recorrer, es el afluente de 384 mts el que aporta el arroyo. Este colector, de trazado casi rectilíneo, presenta bellas secciones. Marmitas que cortan la progresión durante 600 metros y en las que son necesarias cuerdas en los casos en que se debe permanecer absolutamente seco.
El acceso a las galerías fósiles de Cueva Fresca (por las Diaclasas de los Parisinos) se debe tomar un centenar de metros antes del estrechamiento del río. En efecto, si se continúa por el cauce del río, la galería se estrecha progresivamente.
En su final se llega a un sifón.Dos conexiones verticales (de 25 y 10 metros) permiten acceder a las Diaclasas de los Parisinos. Se trata de dos agujeros bastante estrechos y expuestos a la caída de las piedras. Las Diaclasas de los Parisinos son conductos estrechos del orden de un metro a medio metro. Como consecuencia, estos estrechamientos obligan a algunos arrastres en ciertos puntos.
Presentan globalmente un perfil de montaña rusa. Se deben rebasar numerosos resaltes, subiendo o bajando, en los que se juzgará útil o no el equiparlos. Al salir de estas galerías, la atmósfera se ha transformado. Es el fin de las dificultades, de los esfuerzos continuados, de las sudadas reiteradas. Estamos en la Cueva Fresca.
El ambiente de las grandes redes de las Montañas Cantábricas.La llegada al Cañón Rojo nos proyecta en un universo subterráneo de dimensiones fuera de lo común. Un cañón que puede tener 50 mts. de altura nos conduce majestuosamente a una de las salas más grandes de España: la Sala Rabelais. Un abismo subterráneo que nuestra iluminación abarca mal.
Un rumor de cascada rompe el silencio en estos lugares. La Quinta Avenida, el Cruce de la Araña, el Cañón de la Exploración, todo en este universo es grandioso y en menos de una hora alcanzamos la salida.